El presidente de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Rafael Cebrián, pregonó ayer la Navidad, en la iglesia privativa de su cofradía, dentro del tradicional acto que anualmente organiza la Asociación de Belenistas de Murcia. .
Con entrañable palabras, Joaquín Esteban Mompeán, presidente de los belenistas de Murcia, presentó al pregonero, abogado de profesión y persona apreciada en Murcia.
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Cebrián desarrolló un denso ejercicio literario, en el que se transformó en el propio maestro Salzillo, ya casi al final de su vida, en el momento justo en que se entrevista con su buen amigo Jesualdo, y éste le encarga que le haga un belén para su palacete murciano de la plaza Riquelme.
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Relató así el pregonero cómo Salzillo, a los pies del Nazareno, reza por su hijo Nicolás prematuramente fallecido. Después narró cómo regresó contento a su casa, para hacer participe a su hija María Fulgencia del encargo y describió así a su joven heredera: «María Fulgencia es una bella joven que desde que falleció su madre ha sido motivo de las pocas alegrías que este mundo me ofrece, aunque cortejada por Salvador López, hijo del regidor del Ayuntamiento, al que tengo en buena estima, ya me han anunciado que en no más de dos años contraerán matrimonio».
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Poco a poco el pregonero, como si fuera Salzillo, fue haciendo partícipes a todos los oyentes de su maravilloso mundo creativo, y del cariño con el que fue modelando todos los misterios de aquel belén, aunque finalmente sería su discípulo Roque López el que terminaría el conjunto, modelando la Degollación de los Santos Inocentes. Cebrián, manteniéndose en el papel de Salzillo, relató una Nochebuena en el palacete de los Riquelme, y dijo: «Los belenes son como pequeños mundos, a los que solo se pueden acercar los que tienen el corazón de niño».
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El Orfeón puso el broche de Oro con la Capilla de Canto de la Cofradía. cantando unidos.
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Fuente: La Verdad de Murcia
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